Palmares

Por vuelta de 1590 una noticia asombró la Capitanía de Pernambuco. Un grupo de cuarenta esclavos se había amotinado en un lugar de Puerto Calvo, en Halagaos. Fue un baño de sangre. Ellos mataron amos y carceleros, pusieron la casa grande abajo, quemaron plantaciones y fugaron sin dejar rastro.

Mas tarde, se descubrió el paradero de los revoltosos. Ellos estaban en la Sierra de la Barriga. Se escondían dentro de una plantación cerrada y andaban bien armados. Aquel osado grupo era el comienzo del Quilombo de los Palmares. La mas impresionante comunidad de esclavos fugitivos en este país.

Palmares fue una nación completa, un estado negro donde de hablaban dialectos africanos bantos. Una comunidad económica que mantenía autosuficiente por mas de un siglo. Una sociedad multirracial en la cual eran aceptados indios y blancos perseguidos por el estado colonial. Un país dentro del Brasil que abrigó 30,000 habitantes, la sexta parte de la población de la época, allá no había hambre. Palmares, llamada por sus habitantes de Angola-Janga (pequeña angola - en homenaje a la patria de sus orígenes), era una tierra llena de fortunas. Plantaban, pescaban y cazaban, muchos moradores eran hábiles artesanos y conocían la metalurgia. El resultado de la producción era comercializado en los mercados.
Capitan do Mato

En sus 100 años de existencia Palmares siempre vivió la violencia, las intenciones de invasión eran constantes. Había motivos de sobra para que el gobierno colonial quisiese destruir Palmares. Los burócratas y señores de ingenio no gustaban del mal ejemplo de aquellos negros libres andando por allí, fuera de eso, ellos saqueaban los negocios y comercios, secuestraban mujeres, mataban a los blancos y, había menos dinero....
Vender esclavos era un buen negocio y allí en Palmares había una fortuna.
El fuego cerrado contra el Quilombo comenzó en 1680 cuando Palmares rechazó el tratado de paz con los blancos.
Los portugueses resolvieron acabar de una vez con el Quilombo y, para eso, contrataron el feroz almirante paulista Domingos Jorge Velho. La primera vez que subió en la Sierra de la Barriga, en 1692, Domingos Jorge Velho llevó un susto. Macaco, la capital de el Quilombo se había transformado en una ciudadela fortificada. El Almirante solo volvió dos años después con 9,000 hombres, seis cañones. El cerco duró 42 días y en la madrugada del 5 de febrero, los invasores finalmente rompieron la resistencia del Quilombo. Mas de 400 guerreros fueron muertos en el local, la mitad empujada por el despeñadero. Millares fugaron para los sembradíos, casi todos fueron capturados y muchos degollados.

Zumbi consiguió huir pero moriría un año después en una emboscada. En las ciudades el fin del Quilombo de los Palmares fue festejado, el gobernador de la capitanía de Pernambuco mandó realizar una misa solemne. Pero en las selvas, no se festejaba nada. El sueño de libertad sólo se venía llegar allí 200 años después.
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